Muy bonita peregrinación de la parroquia del Redentor al Santuario de Estibaliz el pasado 30 de junio, que nos encargan describir. Como se explica en método catequético, empezaremos con la parte más sensorial para ir luego a lo más de fondo.
El detonante de la peregrinación ha sido la proclamación de año jubilar con todos los beneficios espirituales, con motivo del centenario de la coronación canónica de la Virgen de Estíbaliz ,y la llamada para acudir de monseñor Elizalde, obispo de la diócesis de Vitoria, no sólo a los alaveses sino también a las diócesis vecinas y hermanas, recordando que históricamente todos éramos una sola diócesis. Y es en respuesta a esta llamada cómo las fuerzas vivas de la parroquia, con el padre Koldo a la cabeza, organizaron esta peregrinación.
La peregrinación es una de las fuentes de santificación del pueblo de Dios-cuerpo místico de Cristo, cumpliendo además una deuda de agradecimiento con la Reina de cielo y tierra y casi que de obligación de petición de favores, aunque el más importante de todos es esa acción purificadora que supone la indulgencia plenaria tras el paso por la “puerta speciosa”, la puerta jubilar que atravesamos tras el rosario y la misa y donde el peregrino de la eucaristía, padre Rafael, nos asperjó con el agua bendita.
Se temía un día de mucho calor, pero al contrario, a pesar de ser verano, teníamos un perfecto día de primavera suave. No éramos todos de la parroquia organizadora, había invitados de distintas partes de Vizcaya, formando una pequeña legación, lo supiéramos o no los integrantes, no pudiendo ser más al convocar en viernes, porque el sábado día 1 de julio nada menos pasaba el tour de Francia por Algorta y todo quedaba cortado.
Nos fue preparando cultural y espiritualmente el padre Koldo durante el viaje poniéndonos en contexto, y rezando un rosario participativo, algo importante para llegar en mejores condiciones de espíritu, pues antes de llegar a destino convocábamos a la Virgen ya en el mismo viaje, porque como es sabido rezando el rosario ya nos ponemos en presencia de Ella. Las almas, quizá menos los cuerpos, tenían prisa, ¿entonces para qué esperar a tener a la Madre cabe nosotros?
Estíbaliz, su santuario, está en un cerro desde el que se divisa la llanada alavesa, y los alrededores están formados de pequeños bosquecillos, viéndose al fondo la estructura de montes que cierran la llanada, Badaya, Arrato, Tuyo, entre otros.
Pero subiendo al santuario, todavía sin verlo por lo empinado de las escaleras desde el parking y el amable boscaje, oímos unos cantos religiosos de voces jóvenes, y resulta que nos cantaban la bienvenida las hermanitas de la orden peregrinas de la eucaristía, con el juvenil sonido de la guitarra incluida, con una enorme pancarta “bienvenidos”. Ni qué decir que nos emocionó a todos los peregrinos. Y es que además llevan allí justo desde el 1 de mayo, tras la renuncia por edad de los benedictinos anteriores custodios.
Acostumbrados a la vida ascendente que nos caracteriza hoy día, aquella presencia juvenil de las monjitas nos rejuveneció sin duda. Entre eso y las bendiciones y sacramentos recibidos, nos ha quedado una fuerza muy grande. Luego nos prepararon el yantar en una enorme sala, donde cabría una multitud, y además nos dieron alimento espiritual con unas notitas distintas para cada uno sacadas de San Pablo. Ellas mismas estaban cumpliendo uno de sus leit motivs que es el de una alegre expropiación de la voluntad y en pobreza. No consideremos devuelto el favor por la compra de objetos y dulces sino que los que acudimos hemos de pedir que la Virgen de Estíbaliz sea su sabia superiora, que ellas lo comprendan e inspire a sus jerarquías en adelante.
Pudimos además los peregrinos, que a menudo nos vemos en las misas, pero no sabemos nada más que el porte externo del prójimo, comprender que aparte de ser meros conocidos de las misas, éramos también personas con una vida más allá de una simple fisonomía.
Historia profética
La historia de Estíbaliz es una historia de olvidos, ruina y refundaciones, más allá de ser historia del románico, y la nueva glorificación de la Virgen en Estíbaliz fue posible por la llegada y gran sacrificio de los benedictinos cien años atrás, que se sometieron a la poca habitabilidad del lugar reducido a establo, que iniciaron un proceso de irradiación marial, ayudado por los cientos de pequeñas parroquias de la llanada, que en poco tiempo hicieron subir enormemente la temperatura espiritual de la zona antes, y después de la catástrofe de la guerra. Los pueblos no sólo acudían al Santuario sino que la misma Virgen se desplazaba con grandes comitivas de fieles, la Virgen no es sólo la Virgen depositaria y sedente sino la Virgen evangelizadora que va donde están sus hijos, porque ciertamente no todos podían caminar hasta el cerro y así Ella venía donde estaban los necesitados.
Pero además de la acción individual sobre cada alma, la Virgen va a tener un papel “político” muy relevante, actuando benéficamente sobre mentes y corazones y obtener con ello las mejores decisiones de gobierno y de los elegidos, como jueces y el conjunto de la Cofradía de Arriaga, la institución de gobierno de la época.
Lo relata así Díaz de Arcaya, principal inspirador de la recuperación del santuario de su estado de abandono, en su libro sobre la basílica de Estibaliz:
“Por lo que toca a la presidencia que el pueblo alavés otorgó en todo tiempo a la Virgen de Estíbaliz en sus asambleas populares, basta saber lo que acontecía en Álava por aquellos siglos el día primero de Mayo. Helo aquí. Cuando el sol de la mañana de San Juan se alzaba sobre las crestas de Urbasa, los vibrantes repiques de la espadaña de Estíbaliz alegraban los contornos del templo, a la vez que una abigarrada muchedumbre con lujosos trajes bajaba la pendiente del tradicional cerro del Santuario. A su cabeza van pianos y atambores, que con bulliciosa algarabía anuncian el fausto suceso; detrás dos interminables hileras de fieles con candelas encendidas; y a continuación numeroso clero con blancas vestimentas que presidido por el Abad del templo forma vistoso circuito en el centro del cual se destaca sobre erguidas andas una hermosa imagen sentada en silla de dorados reflejos y escoltada a sus espaldas por brillante cohorte de ginetes en cuyos bruñidos cascos y cinceladas corazas enciende el sol deslumbradoras chispas. ¡Es la virgen de Estíbaliz!: el ángel tutelar de la comarca euskara que triunfalmente atraviesa su campiña en dirección al sagrado campo, en que los legisladores alaveses le esperan para que inspiren sus decisiones. Y cien campanarios saludan su paso por la llanura, y los gañanes al verla, dejando el arado, corren a prosternarse a sus pies; y las hijas de la aldea se agrupan en torno de ella para aumentar su séquito.
Y al llegar al histórico campo, la vieja cofradía en masa sale a recibirla y vitorearla, y en solemne procesión la conduce a la ermita juradera de San Juan de Arriaga para que el pueblo rendido a sus pies presencie el incruento Sacrificio, después de lo cual la devuelven al campo de Lakua colocándola en erguido y vistoso trono. Y allí preside las augustas asambleas de su pueblo, inspirando sus pensamientos y encarnando sus leyes; y su presencia alienta la autorizada voz de los ancianos en defensa de los derechos del pueblo, e ilumina sus sufragios en la elección de los Justicias.
Y después nuevamente en el templo de San Juan recibe el solemne juramento a los recién elegidos; terminado lo cual, es otra vez conducida entre el júbilo de su pueblo a su casa predilecta de Estíbaliz en donde ha de recibir los homenajes de las gentes, hasta que un año más tarde el nuevo sol de San Juan ilumine los collados, y la imagen vuelva a cruzar la llanura de la comarca alavesa”.
Ejemplo palmario de la prudencia recibida de la Virgen, Sede sapientiae, son las decisiones para limitar los duelos o desagravios que tenían lugar en el país, como en cualquier otro, y que acabaron pacificándolo, siendo extraordinario que esta misma función de primero limitación de daños y luego de pacificación es la misma función de las presencias locales de la Virgen en Begoña y Aránzazu. La obligación de que no se usaran las armas más letales, de que el duelo debía acabar con la primera sangre derramada, de que sólo podía ser un día al año y de que antes del duelo escuchaban la exhortación a la reconciliación por el abad, todo eso minimizó los daños que afectaba a los deudos, evitándose la orfandad y viudez.
No es sólo historia, si queremos podemos refundar las decisiones públicas bajo la inspiración de María, sí, sabemos que los tiempos no están para gestos exteriores como los antiguos, pero ahí está la acción secreta de la oración, para la pacificación que todavía está pendiente en nuestra tierra, la verdadera pacificación decimos, la que resulta de darle a la Virgen el primado. También en otro lugar, aunque más controvertido, famoso por su predicción de la guerra civil, cuyas secuelas vivimos todavía hoy, (no siendo la política la peor, sino la pavorosa descristianización de la tierra vasca), hay la promesa de que una paz llegaría con la restitución a su lugar de capillas de la Virgen destruidas. Coherente con la misión pacificadora histórica con mínima exigencia de sencillas acciones que son de valor inmenso porque son obediencia que a menudo resistimos por su propia sencillez.Que la Virgen haga efectivo y nosotros contribuyamos (no hacemos falta muchos, pocos había a los pies de la Cruz) a que renueve la Virgen el gran eje defensivo del pueblo de Dios-cuerpo místico de Cristo en tierra vasca, no hecho de bloques pétreos sino de fe, que constituyen Estívaliz, primera de todas las presencias mariales entre nosotros, a seguido de Begoña, Itziar y Aránzazu y la multitud de aljibes de gracia intermedios que se reparten tan olvidados, pero que esperan ser reactivados no sólo por nosotros, pero mucho más gravemente nuestros descendientes que han sido tomados para criba. Que no tengamos que ver desde el purgatorio que sufren por desidia nuestra, ése sería el peor de los tormentos.